Érase una vez un niño que se llamaba Román y que le gustaban
mucho los limones.
Un día fue a casa de sus abuelos, a un pueblo de Jaén que se llama
Navas de San Juan, y vio que los limones se caían del limonero.
Unos con rajas y otros sin rajas. Era porque el limonero tenía una enfermedad.
Entonces habló con su abuelo Oti, y su abuelo le echó un producto para
curar el limonero.
FIN
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