Cuando pensó en sus tres deseos, María dijo:
-"¡Ya tengo mi primer deseo, que mi perro no me coja el teléfono más!" "¡El segundo es que mi padre no grite y el tercero que mi madre sea muy rica!"
La brujita moviendo su varita le concedió los tres deseos.
María fue corriendo a ver sus deseos y se encontró a su perro Dino convertido en una estatua, a su padre completamente mudo y a su madre se la encontró convertida en una tarta de chocolate.
Conclusión: no te fíes de las brujas por muy buenas que parezcan ser.
FIN
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