Érase una vez una niñera de cuatro niños.
Su vecina iba a celebrar una fiesta de Halloween,
pero la vecina no invitó ni a la niñera, ni a los cuatro niños.
Entonces la niñera celebró también una fiesta de Halloween.
Fueron más personas a la de la vecina.
En la fiesta de la niñera, un amigo de la niñera
vio un fantasma. La niñera fue y lo vio en el suelo y el amigo le contó la
historia pero no se creyó ni una palabra.
En la fiesta
vieron una cara verde saliendo de la chimenea, los que estaban en la fiesta aplaudieron, pero era de verdad y
la cara decía que iban a morir todos.
Dos de los niños estaban con los ojos rojos y se
fueron a por la vecina. Un niño de los dos que faltaban, hizo una espuma para
matar a los fantasmas.
Primero hicieron una cosa que no sabían para que
era. Pero ellos le echaron la espuma y se pusieron bien. La vecina se convirtió
en un fantasma y no podían atraparla. El amigo de la niñera abrió la puerta y
le dio, entonces se cayó al suelo y le echaron de lo que había hecho el niño.
Todos se pusieron muy contentos.
FIN
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