Érase una vez un niño que se llamaba Antonio. De pequeño le gustaban mucho los dinosaurios. Cuando cumplió ocho años inventó una máquina del tiempo. Era redonda y debajo tenía un pincho que al clavarlo en la tierra y girarlo se habría un portal a la era de los dinosaurios. Al pasar a través de él, el portal de cerraba.
En la mochila Antonio llevaba trampas lanza redes, dardos tranquilizantes y un botiquín. Paso con su coche 4X4 y empezó a buscar dinosaurios.
Era un desierto, entonces supo que estaba en el Triásico. Había algunas palmeras y cactus.
Era de día y hacía calor. Buscó una montaña para montar la tienda de campaña. Cuando terminó de montarla empezó a buscar con los prismáticos. Vio un dinosaurio a lo lejos y fue a por él, vio que se llamaba ...
continuará
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